Por alguna razón, a los seres humanos nos gusta pintar desde hace más de 40.000 años. Es curioso que la caligrafía, una forma simple de dibujo, es un auténtico arte practicado desde hace miles de años en la cultura China (que algo saben los chinos de cuidar cuerpo y mente…). Puede que pienses que tú no sabes pintar o dibujar, pero párate a pensar la cantidad de veces que, sin darte cuenta, haces garabatos mientras hablas por teléfono, haces un pequeño croquis parea explicar algo, decoras una agenda con líneas o colores… y es que, antes de siquiera saber leer o escribir, ya somos capaces de expresarnos pintando. Pintar es parte de nuestra esencia y cuando pintamos, conectamos con ella. Cualquiera que hay practicado la pintura es testigo de la mezcla de sensaciones especialmente agradables que provoca.
Pintar estimula enormemente nuestra actividad cerebral: se ejercitan los dos hemisferios, el racional y el creativo y emocional. Es un entrenamiento, literal, para nuestras neuronas. Hace mucho (en la mayoría de los casos cuando dejamos la escuela) dejamos de entrenar capacidades que nos son innatas. Dile a un niño de no más de 3 o 4 años que dibuje cualquier cosa, por complicada que te parezca… Si miras con atención no podrás dejar de sorprenderte con su capacidad de concentración, agilidad, de imaginación, de inspiración y originalidad. Si hubiéramos sido capaces de seguir potenciando estas habilidades hasta nuestra edad actual, no cabe duda de que seríamos personas diferentes, ¡brillantes!. Ahora podrás pensar en la actividad de pintar con niños, no hay límites.
Pintar mejora nuestra memoria y nuestra capacidad de concentración. Muchos estudios apuntan a que la práctica de actividades artísticas sirve para retrasar el deterioro de ciertas funciones cerebrales con la edad. Además, estimula nuestras conexiones cerebrales reforzándose la coordinación entre el sistema visual y la motricidad manual fina.
Pintar también nos relaja: cuando pintamos, entramos en un estado de concentración en el que quedan fuera las preocupaciones, los agobios, el estrés e incluso la tensión muscular. Se pierde en cierto modo la percepción del tiempo. Cuerpo y mente descansan y se genera sentimiento de felicidad y satisfacción.
Pintar mejora nuestra capacidad de comunicación y nuestra inteligencia emocional: el tener una forma diferente de expresarse es una herramienta muy útil para las personas más tímidas o con dificultad para comunicar sus sentimientos, miedos u opiniones. Expresarse a través de la pintura proporciona sensación de armonía, de paz.
Y por si todo esto fuera poco, no olvides que ¡es muy divertido! Además de todos estos beneficios, pintar es muy divertido. Te permite explorar tu creatividad y disfrutar del proceso de creación.
Esta es la propuesta de Xpresarte, un pequeño estudio de arte en el corazón de Madrid en el que cualquier persona, sin experiencia ni conocimientos previos, va a sentirse artista por un día. En Xpresarte, las sesiones tienen una duración de unas 3 horas. No excesivamente largas para alguien que no está acostumbrado a pintar, pero tiempo suficiente para que el resultado ¡sea digno de nuestros “noveles artistas”! Vas a crear tu propia obra de arte mientras ríes, disfrutas de un café, un refresco, una cerveza o una copita de vino. En un ambiente agradable y escuchando buena música, vas a conocer gente, aprender algo nuevo, vas a ponerte a prueba y vas a salir de la rutina para disfrutar de una experiencia diferente, original y, sobre todo, ¡enormemente estimulante para tu cerebro!
Una actividad, pintar, te explicamos sus beneficios
Los humanos pintamos desde hace más de 40.000 años
¿Por qué pintar es beneficioso para el cerebro?
1. Estimula la actividad cerebral
2. Mejora la memoria y la concentración
3. Promueve la relajación
4. Mejora la comunicación y la inteligencia emocional
5. ¡Es muy divertido!
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